El Camino del Destino

El Camino del Destino (Publicada el sábado 20 de agosto de 2005)

El día se aproxima. La tensión crece. Aún más rápido crecen mis pensamientos. Aunque siempre lo esperé, jamás creí que esto que está sucediendo, sucedería. Quién lo creería? Quién diría que esto me está sucediendo? Quién se atrevería a pensar que alguien que ha alimentado su alma solitaria por tanto tiempo, conocería la representación humana del fuego de su interior? Sólo un demente? Alguien muy optimista quizás? Pero las cosas cambian. El destino o quién sabe qué, así lo dispuso. De alguna forma u otra y por una razón, nuestro encuentro se dilató todo este tiempo. Habremos necesitado sufrir todo lo que sufrimos hasta ahora, para que nuestro encuentro sea aún más gratificante? Sólo nos resta hacer efectivo nuestro destino. Sólo nos queda por comprobar si este camino que estamos comenzando a transitar es realmente el que nos depara nuestro destino. Habremos sido creados el uno para el otro? Habrá sido “la mano de Dios” quién nos acercó? O sólo una mala jugada del destino? Las respuestas acertadas a tantos cuestionamientos, sólo las encontraremos nosotros, respetando los tiempos que nos imponen nuestros corazones; avivando la llama del amor que fluye en nuestras venas. No permitiendo que las “lluvias” extingan esta llama, que cada vez se engrandece aún más. Un largo camino por recorrer. Con mucha felicidad. Con frases reiterativas similares a: “como puede ser que…?”. Un camino que nos tiene a nosotros dos como pasajeros y a nuestros amigos como valijas. Esas valijas que por más de parecer insignificantes, a la hora de emprender un viaje son lo más valioso que tenemos. De dónde sacamos lo necesario para poder continuar transitando ese camino. Valijas que no sólo nos acompañan durante el camino, sino que también están en su principio y su final. Un camino que a pesar de ser largo y difuso, es el que más deseamos recorrer. Un camino que muchas veces quisimos caminar, y aunque alguna vez lo empezamos, las “lluvias” pudieron apagar nuestras llamas… Pero ésta vez es distinto. Ésta vez, fue el destino.

No hay comentarios: