Cuánto daría por tenerte aquí conmigo. Mirarte a los ojos. Acariciar tus manos. Dormirme escuchando el sonido de tu voz. Cómo duele la distancia... Ya no me alivia la soledad. La intensidad de mi sentir hacen que caiga nuevamente al fondo del pozo. Ese pozo que tanto desprecio, que tanto dolor me ha causado y que tantas veces he visitado. Estamos alejados, pero te siento aún más lejos de lo que realmente estás... más me adentro en el abismo. Cuando te acercas vibro de felicidad, pero en cuanto me das la espalda mi estado anímico desciende vertiginosamente. Deseo detenerme... detenerte. Poner en pausa esta novela. Que nos abracemos fuertemente. Protegiéndonos. Amándonos. O quizás todo lo contrario... poder decir adiós, dar media vuelta y separar nuestros caminos. Erradicarte de mi corazón sin dejar rastros de un amor que no pudo ser. Pero es imposible. Cuánto más intento olvidarte, más presente te tengo, más cerca te siento. Renuncio a olvidarte. Otra vez comienza el ciclo... he llegado a un final que ya conozco... de aquí he empezado a quererte. Cómo puedo relajarme y ser feliz si sé que dentro de un tiempo volveré a sentir la distancia y el frío fondo del abismo ? La oscuridad me absorbe. Creo que tú eres la luz que iluminará la salida. Pero a la vez sé que fuiste tú quién me dejó así, en esta situación que tanto aborrezco. Si pudiera verme, de seguro sentiría pena por lo que padezco. Yo tenía pensado algo diferente para nosotros dos. Quería que fueras tú quién me hiciera vivir, me hiciera reír, me hiciera sentir que por primera vez alguien deseaba que yo le cuidara. Estoy mareado... no sé hacia dónde ir.
(30-07-05)

No hay comentarios:
Publicar un comentario