Amor Adolescente

Amor Adolescente

Llego a mi habitación luego de otro día y en mi mente comienzan a escribirse frases con tu nombre. Destino a ti mis últimos pensamientos antes que el sueño venza mis defensas y me envíe a descansar forzosamente. Desde hace un tiempo esta situación parece haberse transformado en una especie de rutina. Siento, luego escribo. Buscando el lado positivo me doy cuenta que compartimos este momento. Cuando la fragilidad se quiebra y el silencio de la noche me acompaña, me recuesto a pensar en ti. Los sonidos de la calle ingresan por la ventana aún abierta. Una suave y fresca brisa recorre mi torso desnudo mientras tomo la pluma y un trozo de papel. Al ritmo de un pié que se mueve nervioso, mi corazón dirige mi muñeca dibujando letras que se siguen unas a las otras formando palabras, que al continuar grabándolas se convierten en estos textos que inspiras. Asomo mi cuerpo por el balcón en busca de una estrella fugaz a quien pedirle un deseo, pero solo encuentro la luna… redonda y radiante como el sol. Finos destellos de luz en la oscuridad del cielo. Creo poder sentir tus caricias, aún sin conocerlas. Puedo tocar tu piel tan delicada, incluso estando a varios kilómetros de distancia. Rima ausente… mis textos la extrañan. Si bien lo que más quiero es estar contigo, hoy mi cuerpo exige un respiro. Pierdo otra oportunidad y se la cedo a un desconocido quien probablemente no este preso de este dominio y sin meditarlo cumpla con su cometido. Miedos que me persiguen ante cada intento fallido. Un amigo me dijo que es nuestro destino, que debemos esperar más tiempo mientras alimentamos este fuego que arde en mi interior. Las llamas me queman por dentro… y por fuera ya no puedo disimularlo. No soy el rey del engaño ni tampoco el príncipe encantado, sigo siendo un adolescente que cuando quiere hablarte su corazón late tan fuerte que lo hace temblar. Las palabras están allí, en mi boca. Boca que se muere de ganas por ser el blanco de tus besos… pienso demasiado… me pierdo entre los versos. Camino alrededor de la cama. Veo una bolsa de regalos al lado de la almohada. Sus dibujos me recuerdan una charla que mantuvimos. Sé que quieres ir a un lugar que yo conozco y me encantaría llevarte algún día. No puedo evitar imaginarme contigo realizando esa experiencia. Te nombro seguido. Te quiero… estoy contento al decirlo. Es mi anhelo decírtelo al oído. Hacerlo realidad es posible. Mientras tanto cierro los ojos y caigo en un profundo sueño.

(06-03-07)

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