Vuelo, avanzo y escribo

Vuelo, avanzo y escribo

Movilizado, a 34,000 pies de altura, la distancia se transforma. La armadura se oxida cuando las lágrimas la acarician. El viaje parece haber confirmado su inicio y la angustia ocupa el asiento a mi izquierda. Del otro lado, la alegría me mira y me abriga con una manta. Siento diferente el nudo en mi garganta, será que me estoy despertando? La magia con la que sueño despierto se había perdido hace años. No se bien en qué momento ni dónde la pude haber dejado pero la recupero hoy aquí sentado. El 38A tendrá algún significado especial que todavía no termino de idealizar. Es el lugar donde me siento. Ejercito el puño, presiono el papel, veo a quienes me despidieron y a los que me están esperando. Repaso el camino, avanzo. Cómo describir todas las cosas que se me cruzan por la cabeza? Cómo incluso escribir sobre esas que están, ahí diciendo presente aunque jueguen a la escondida? El río tiene un cauce con ramificaciones y desvíos. Las nubes pintan un paisaje divertido y de fondo el Sol, con su mirada cómplice, me guiña un ojo y me ilumina. El tiempo se hace elástico. Se estira en todo sentido. Hacia adelante y hacia atrás. Me dice cosas al oído. Y yo, mientras tanto, escribo. El capitán nos avisa que en breve cruzaremos la montaña y llegaremos al mar. Esas aguas claras y cálidas que ya me han bañado y supieron mostrarme otra arista. La brújula apunta al norte. El compás baila sobre el mapa. Yo avanzo y escribo. Yo avanzo y escribo. Yo avanzo... y escribo.

(10-Oct-2012)

No hay comentarios: